top of page
Buscar

EL CAMBIO. ISABEL MERCADÉ Y MONTSE BOVET vist per Concha Fernández Martorell

Foto del escritor: StonbergStonberg



Estoy muy contenta de acompañar a Isabel y Montse en la presentación de su libro y compartir este espacio con Michael Tregebov, a quien conozco desde hace muchos años, y es amigo común.


Conocí a Isabel en el punto crítico en que termina este libro. Recuerdo muy bien la conversación telefónica que tuvimos en verano, cuando le dieron el nombramiento en el instituto que yo dirigía, y en ese momento solo me dijo que se incorporaba a la enseñanza secundaria después de una larga excedencia. Luego nos vimos en septiembre y comenzó a explicarme algo sobre su cambio de trabajo. A lo largo del curso se produjo la coincidencia de que muchos viernes comíamos juntas en el comedor del instituto, un momento propicio para la charla, pues el instituto se quedaba completamente vacío a esas horas del viernes (yo hacía guardia del equipo directivo y ella hacía tiempo para sus clases del nocturno). Fue entonces cuando tuvimos la oportunidad de conversar ampliamente sobre muchos temas y me explicó algunos detalles de lo que entonces era solo la protohistoria de este proyecto, su estado germinal.


BREVE DESCRIPCIÓN DEL TEMA Y ARGUMENTO

El libro es una pequeña crónica de un expediente de regulación de empleo justo después de la crisis del 2008 y pone de manifiesto el entramado ideológico que fue generando “El cambio” hacia el nuevo escenario neoliberal. Es muy interesante ver, a medida que avanza capítulo a capítulo, cómo se van desplegando los mecanismos de transformación desde una escuela universitaria de estudios empresariales sin ánimo de lucro, basada en el espíritu de equipo y la responsabilidad social, hacia un nuevo proyecto de eficacia empresarial centrado en la productividad. Las dos protagonistas, Maribel y Núria, viven día a día este proceso de transformación: cómo son sustituidas las personas, los cambios producidos en los espacios y los conceptos que van a generar una nueva visión de la realidad laboral. Dado que mi ámbito de trabajo es la filosofía, yo me fijaré en estos conceptos y su transformación.


ESFUERZO CRÍTICO EN PRIMERA PERSONA PERO DE AMPLIO ALCANCE

Quiero agradecer profundamente a Isabel y a Montse, y quiero hacerlo ya como ciudadana, el esfuerzo crítico por mostrar el proceso de transformación social que se produjo ante sus ojos y que les afectó directamente, esto que ellas llaman, con gran acierto, “la revolución social empresarial”, pues es el mundo de la empresa el que se propone como fuerza revolucionaria, capaz de ejercer un golpe de timón en el seno de una sociedad que había logrado conquistas sociales que parecían irreversibles.


El transcurso de la descripción se produce con enorme prudencia, las autoras califican esta historia de “tibia”, “pequeña”, al lado de otras que pueden ser calificadas como “tragedias”, que evidentemente las ha habido (paro, desahucios, e incluso llevó a algunas personas hasta decisiones extremas como el suicidio); pero este es uno de sus méritos, precisamente porque no siendo perjudicadas de manera “trágica” se han implicado y comprometido en analizar los componentes que han impulsado, sin darnos cuenta, estos cambios radicales que tienen como objetivo el desmantelamiento de viejos logros sociales que creíamos ya establecidos. Como ellas dicen, es un “pequeño drama” pero capaz de reflejar una “gran tragedia social”. “El cambio”, que da título al libro, actúa en gradación: va desde un simple “curso de formación” del profesorado, a un “cambio en la política de empresa” hasta alcanzar un “cambio de paradigma social y económico”.


Es importante resaltar que al exponer los acontecimientos desde su experiencia personal, en un relato en primera persona, se pone de manifiesto su actitud comprometida con un problema social de amplio alcance, un compromiso crítico por esclarecer qué está pasando. En este sentido, su relato sirve de apoyo a las personas y colectivos afectados, que pueden ver en explicaciones y argumentos de carácter social, de economía política, lo que ha condicionado su destino personal. Precisamente porque una de las argucias del poder es hacer pasar por un problema individual lo que es en realidad un problema social y una extorsión laboral. Del mismo modo que trata de suprimir la conciencia colectiva y canalizar toda problemática hacia el terreno individual.


ELEMENTOS DE REFLEXIÓN CRÍTICA:

Uno de los aspectos para mí cruciales que nos desvelan las autoras, y agradezco muchísimo su exposición crítica, es la manera en que el discurso dominante utiliza el lenguaje, los argumentos, a través de las actividades en grupo, para manipular. “Ser innovador”, “saber adaptarse”, “estar dispuestos al cambio” son los mensajes de fondo de las actividades propuestas por la dirección a los profesores (cursos de formación, juegos de aprendizaje, sesiones de coach…). Todas ellas tienen un punto en común, que yo misma he podido experimentar en algunos cursos y cursillos de educación emocional o innovación pedagógica a los que asistí cuando trabajaba como docente o en mis años de directora: lo esencial siempre es sorprender a los participantes (profesores), pero no con conocimientos nuevos que pudieran colmar su curiosidad o hacerles pensar, sino tocando su autoestima, dejándoles desamparados en su propia inoperancia, de manera que se vean a sí mismos desprovistos de capacidad de acción. En los cursos de formación que aparecen en el relato, se trata siempre de poner a prueba a los profesores, de manera que aparezcan ante sí mismos como un poco ridículos, inadecuados, insolventes. Esta estrategia va socavando su ánimo, se ven cada vez más inútiles, hasta conseguir su renuncia voluntaria.


El ingrediente esencial que atraviesa el relato de principio a fin es el MIEDO. Desde la cita inicial de Maquiavelo, “los que controlan el miedo de las gentes se convierten en dueños de sus almas”; pasa por los sucesivos episodios de enrarecimiento del ambiente de trabajo: cambios en el personal (tanto de directivos como de los propios compañeros de trabajo, entre ellos había los que tenían o no miedo a perder su trabajo, porque “el miedo es el sentimiento más insolidario que existe”, el miedo a ser delatados al director); el temor fue invadiéndolo todo (“callábamos por temor, otorgábamos por temor, nos ofendíamos o huíamos de la confrontación por temor. Y al final lo que más temíamos, ocurrió precisamente por haberlo temido. Nuestro miedo lo posibilitó.”). Hasta finalizar el libro: el cambio se pudo producir gracias al miedo (“¿por qué dejamos que el miedo lo fuera impregnando todo?”, “pequeño miedo de superficie”, “gran miedo de fondo”).


Sin embargo, el texto mantiene una interesante dialéctica, porque el miedo tiene su otra cara, o mejor, como ellas dicen, “el miedo tiene mil disfraces”: entre las estrategias de la dirección para provocar “el cambio”, la más recurrente era invitar a los profesores a perder el miedo para abrazar lo nuevo (“los cambios generan miedo”, pero es necesario “adentrarnos sin miedo por las sendas futuras e inciertas de las nuevas oportunidades”, “tenemos que sacudirnos el miedo que nos impide ser mejores”, “plantemos cara al miedo”, “lanzad ese miedo al suelo con fuerza”, “hay que afrontar el hecho y no dejarse dominar por el miedo”).


Esta dialéctica resulta tremendamente reveladora de la forma como actúa el poder: genera el miedo y, al mismo tiempo, con todo el cinismo, invita al sujeto a quitarse el miedo arrojándose a sus brazos.


La estructura y el ritmo del relato, lo hacen muy atractivo. El libro comienza con una visión alegre y optimista del trabajo en los inicios, a mi me ha recordado aquella preciosa frase de Rilke: “Todo comenzar es en sí tan bello”. “Confianza” “alegría”, “comunicación” con el equipo de trabajo, “ganas de experimentar técnicas de aprendizaje” en la práctica didáctica; “tolerancia”, “escucha”, “principios pedagógicos éticos” por parte de dirección; sentimiento de pertinencia a la institución.


Tras la jubilación del director, es nombrado alguien que ha sido educado en “eficiencia empresarial” y en su discurso de presentación comienza a hablar de que “el mundo se ha globalizado”, que la enseñanza de idiomas ya no requiere de profesor y que “tenemos que ser competitivos”. A partir de ese momento empiezan los primeros síntomas de “El cambio”. La muestra visible se produjo en un nuevo seminario para profesores titulado “El cambio”. El mensaje de fondo era que es necesario adiestrar en la capacidad de salir airoso de situaciones difíciles, de reinventarse y ver los cambios como oportunidades. En el transcurso de la formación, las protagonistas lo ven: “estaba claro que teníamos que prepararnos para cambios”, “el cambio había llegado”. A partir de ahí, el relato empieza a desgranar los datos que lo muestran: en la sala de profes todo era “material barato”, haciéndolo pasar por consumo responsable; comienzan los despidos; una profesora de nueva contratación se presenta como representante sindical, en realidad para vigilar a los compañeros y defender las directrices de la empresa; “vamos a tener en cuenta productividad y resultados”, afirma el nuevo director; hasta llegar a un real “acoso” a los profesores, introduciendo entre sus obligaciones tareas administrativas en una “nueva descripción de los puestos de trabajo”.


En medio de esta situación de incertidumbre llegó otro curso de formación basado en la fábula “¿Quién se ha llevado mi queso?”. El mensaje era: se ha acabado el queso y los ratoncitos han de aprender a cambiar para buscarse la vida. Hay distintas posiciones sobre el camino que decide tomar cada uno, pero lo que no está en la fábula, revela una de las protagonistas, es que “el ratón-empresa” se queda con todo el queso. Esta fábula pone de manifiesto dos grupos de personas: los optimistas y los que reaccionan al cambio (pesimistas, deprimidos). Es entonces cuando la dirección decidió echar un cable a estos últimos con un “cursillo antiestrés”. Es paradójico porque para calmar el estrés se utiliza lo que podríamos llamar la técnica conductista basada en la “aversión” (como en El mundo feliz de Huxley, cuando se condiciona a los bebes con descargas eléctricas para que odien los libros y las flores). Se presentan potentes imágenes de angustia (“imágenes de la angustia en estado puro”) para ilustrar a los que se resisten a los cambios.


El punto final de este recorrido lo marca el último cursillo “La Responsabilidad Social en la Empresa”, momento álgido en el que se muestra la cara oculta del movimiento neoliberal. El meollo de la cuestión es el mensaje de la empresa: “para poder cambiar en una relación es necesario comprender el punto de vista del otro”, que en realidad significa: “a ver si los trabajadores comprenden ya de una vez nuestro punto de vista”.


EL CONCEPTO DE “CAMBIO”

Por último, quisiera comentar algo sobre la idea de CAMBIO, que da título al relato y que aparece a lo largo de la narración. Me parece sumamente acertada. El cambio es un término dotado de una enorme ambigüedad y cualquiera se lo puede apropiar. Lleva consigo la connotación de la posibilidad de mejorar, de aportar soluciones, de adaptarse a la realidad…, por tanto es siempre positivo y deseable. Esto lo hace incuestionable. Pero al mismo tiempo es un concepto neutro, vacío, intercambiable. No sabemos o no se declara qué es lo que hay detrás del cambio. Por tanto, al ser utilizado sin contenido ni contexto y bajo la cobertura de una positividad imparcial y vacía, es de inmediato manipulador.


Cuando he vuelto a leer el libro para preparar esta presentación, después de un par de lecturas previas, me ha parecido todavía más rico en matices, en expresiones significativas, en elementos de humor e ironía, que hacen disfrutar de la lectura a la vez que invitan a la reflexión.


Enhorabuena!!


47 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page